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¿Y si las cosas no pasaron exactamente como las recuerdas?

Es interesante ver cómo cambian el sentido de algunas conversaciones dependiendo de quién esté contando su versión o detalles que son percibidos por unos, pero no por los otros.


Los recuerdos son imágenes que se tienen guardadas en la memoria. Para un hecho vivido por varias personas, cada una graba el recuerdo del suceso de diferente forma. Esto se debe a que nuestra memoria no solo almacena el hecho en sí. También guarda los sentimientos, emociones e incluso deseos que se están sintiendo en ese momento en específico. Y así tal cual como los graba, los puede recrear en cualquier momento.


Supongamos que Daniel prepara una cena romántica, compra unas flores y sorprende a su amada Catalina con una declaración de amor. En la tarde, mientras Daniel prepara todo, su corazón late fuerte y se siente feliz. En ese mismo periodo de tiempo, Catalina se encuentra de compras con unas amigas, pasando un buen momento. A las seis de la tarde, Catalina se despide de sus amigas porque sabe que tiene una cita con Daniel, su amigo de toda la vida. Sus amigas tratan de convencerla de que no vaya y ella lo duda, pero sabe que Daniel la está esperando. Mientras Catalina supone una noche de película y crispetas, como tantas que ha pasado con su amigo, Daniel espera que sea el comienzo de su gran historia de amor. Al día siguiente, Catalina se levanta después de una buena noche de sueño y sigue su vida normal, mientras que Daniel le cuesta unas semanas para reponerse de la negativa de su amada.


Quince años después, Catalina y Daniel se reencuentran. Pasan horas hablando y hablando de tantos momentos vividos juntos. Entre tanta copa y charla, Catalina riéndose le pregunta a Daniel si recuerda ese día en que él le dijo que la amaba. El semblante de Daniel cambia de inmediato. Su mente se transporta a ese momento y puede sentir exactamente las mismas emociones.

Después de un silencio dice: Lo recuerdo muy bien. Recuerdo que yo estaba muy nervioso y tu estabas preciosa. Te habías puesto el vestido rosa que tanto me gustaba y los aretes que te había regalado de cumpleaños. Te pareció un poco simple la pasta y el postre te encantó. Te lo había comprado porque era tú preferido. Sé que fue difícil para ti no sentir lo mismo que yo sentía y por eso te fuiste llorando. Por eso se te olvidaron las flores que te di y que encontré tres días después en el sillón de mi casa. Aún conservo una en mi biblioteca. Para mi es uno de los recuerdos más hermosos que he tenido a pesar del dolor que me causó. Catalina sorprendida del detalle que escuchaba dejó de reír. Comprendió que mientras ella recordaba ese momento como una anécdota más, él lo guardaba como un tesoro. Por más que lo intentó, no recordaba las flores ni que tuviera un vestido rosado. Es posible que Catalina ese día no tuviera puesto ese vestido rosa ni se hubiera ido llorando. Daniel grabó el recuerdo así para aliviar su dolor e incluyó todas las emociones del antes y después, mientras Catalina le quedó un recuerdo vago de una loca declaración de amor que no significó nada para ella.

Cuando estés recordando con amigos momentos, situaciones o anécdotas, escucha e indaga la versión de cada uno. Dejemos de pensar que nuestros recuerdos tienen la realidad exacta de lo que pasó. ¡Te sorprenderás!

 
 
 

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